He decidido empezar el proceso de volcarme hacia mi misma. Verme paso a paso, escucharme palabra por palabra, recoger lágrima por lágrima y repetir cada carcajada.
Retomare errores y los miraré con compasión.
Recogeré rencores y los puliré con humor y ese bello sarcasmo del que me dotó la existencia.
Revisaré las heridas y las suavizaré con helados de limón y tortas de chocolate.
Expondré las cicatrices y las tatuare con los colores de mis mejores recuerdos
Arrumaré los fracasos y se los entregaré a Dios con una sonrisa de complicidad, sabiendo que en Él todo obra para bien.
Invitaré a tomar un café a mi maestro Jesús y a mi niña interior, disfrutaré de nuestra presencia y permitiré que nos sane con su dulce e infinito amor.