Abrir los ojos y
darte cuenta que ningún hombre te dará el valor y el amor que tu misma no has sido capaz de
darte, es como estrellarse contra el agua. Nunca creerías que eso te puede matar, pero
puede hacerlo y si no lo hace, por lo menos puedes salir con algo roto. En este
caso en particular lo que llamamos corazón. Como lo he visto y vivido el corazón en la mujer es el espacio donde
guarda toda la esperanza de ser quien es a través de otro ser que no es
ella misma. Cosa de por si bastante paradójica.
Me he visto y he
visto a muchas de mis congéneres vender su devoción por dos pesos, a veces hasta pagamos para
que se nos permita tener un ídolo, un dios, un ser que nos de identidad,
pertenencia, protección y el tan mal interpretado pero anhelado amor verdadero.
Regalamos sueños a
cambio de una caricia, ofertamos placer a cambio de una falsa seguridad, damos
a manos llenas lo que somos a cambio de frases hechas y de lugares
comunes.
¿Acaso quien de
nosotras no ha escuchado decir?:
"eres la mujer más
hermosa que he conocido", "nunca nadie me había hecho sentir así", "nunca pensé que podría sentir esto por
alguien", "por ti he hecho cosas que jamás imagine que sería
capaz de hacer por alguien”, “lo único que quiero es
hacerte feliz" "no permitiré que nada malo te pase"
y que me dicen de
esas frases que la sacan del estadio:
"quiero
compartir el resto de mi vida contigo", "quiero que te cases
conmigo" "quiero tener un hijo contigo" ,"eres la mujer de mi
vida".
Por escuchar estas
palabras, cuantas de nosotras hemos estado dispuestas a botar todo a la borda y
quedarnos como vacas enajenadas, dispuestas a ser ordeñadas hasta quedar vacías. Muchas de nuestras
madres así lo hicieron, cosa que algunas de nosotras aun no
perdonamos del todo.
Estas frases
estratégicamente elaboradas durante años de adiestramiento; se utilizan de
forma similar a cuando se corrige un cachorro para exigir una conducta “adecuada” a cambio de una
galleta. Como saben y si no lo saben se los cuento, llega un momento en
que incluso ya no es necesario darle el premio, solo un gesto y la instrucción
es realizado sin reparo. Muchas de nosotras amamos las galletas, somos esas
cachorras y amamos tener un amo que nos las suministre o por lo menos que
aparente proveernos de tan anhelado premio.
No digo que todos los
hombres sean una bestia devoradora y maquiavelica, ya que todos actuamos en
torno a la necesidad de suplir nuestras expectativas. Sin embargo, es nuestra
actitud de cachorras sin hogar la que nos lleva a vivir estas situaciones. En
algunos casos una y otra vez con diferentes amos y en otras una y otra vez pero
con el mismo amo. Pero a la larga todos son el mismo hombre con diferentes
rostros.
Es entonces cuando,
nos amamos a través del otro, nos aceptamos a través del otro, nos liberamos a
través del otro y ¿cuando no hay otro? desesperadas corremos en pos de un nuevo
amo que nos de la galleta, para escuchar las freses y hacer los trucos y aquí vamos otra vez. En ocasiones es tal nuestro
desatino que hasta llevamos nosotras las galletas, esto con el
fin de asegurar el hecho de no ser rechazadas por falta de recursos, porque
para precavidas nosotras.
Yo personalmente debo
reconocerlo, he tenido mi provisión de galletas que muy ingenuamente he repartido sin reparos.
Sin embargo al parecer he sido una mala cachorra, ¿tal vez no he aprendido a
hacer los trucos de la manera correcta?, ¿no me adapto y cumplo con las
expectativas de mis futuros amos? ¿Tengo cara de cachorro asustado y a punto de
atacar? No lo se realmente, la verdad es que por alguna de esas razones o por ninguna, mas de una vez
me ha puesto de patitas a la calle, mas de las que creí que podía soportar. Pero ya no me avergüenza reconocerlo y contarlo,
finalmente fue mi responsabilidad.
Hoy día afortunadamente, a fuerza de escases,
que no de voluntad, he podido estar sola; porque la vida es sabia y te obliga a
estar solo cuando es necesario, lo importante es que uno acepte el reto.
Reconozco que aun me encantan las galletas, pero he entendido que me puedo dar
mis propios premios y que los trucos los debo realizar para hacerme feliz y en
ese orden de ideas alegrar mi entorno.
la vida me ha llevado
a hacer un viaje distinto, a entregarle mi voluntad a mi poder superior e ir
por el camino del auto-descubrimiento, aprendiendo de los ires y venires, de los retos y las
victorias, de alegrías y derrotas, de las galletas y los
trucos, de ser niña y mujer. Aprender del otro, pero también y por
sobre todo de mi. Recibiendo con amor mis propios premios, esos premios
valiosos que vienen del ser que más amor me merece en el
mundo después de Dios y ese ser soy yo.
Por eso mujer, si hoy
estas sola y te duele, aprovecha esta tiempo para conocerte. Si estas
acompañada y no te sientes plena, aprovecha esta oportunidad para reconocer tus
falencia a través de ese ser que está haciendo el viaje contigo y si estas como
yo a la expectativa de un nuevo viaje, no tengas miedo ya conoces muchas cosas
que antes no sabias. Tu adoración es por una galleta, que mas da, lo importante
es saber a quién le das el poder de suministrarte tan suculento premio y en ese
sentido te sugiero que encomiendes esa tarea a tu poder superior (Dios, vida,
madre tierra, Cristo) y tu verdadero amor que es esa mujer que ves todos los días
al espejo cuando sale el sol.