viernes, 17 de julio de 2015

MI ADORACIÓN POR UNA GALLETA



Abrir los ojos y darte cuenta que ningún hombre te dará el valor y el amor que tu misma no has sido capaz de darte, es como estrellarse contra el agua. Nunca creerías que eso te puede matar, pero puede hacerlo y si no lo hace, por lo menos puedes salir con algo roto. En este caso en particular lo que llamamos corazón. Como lo he visto y vivido el corazón en la mujer es el espacio donde guarda toda la esperanza de ser quien es a través de otro ser que no es ella misma. Cosa de por si bastante paradójica.

Me he visto y he visto a muchas de mis congéneres vender su devoción por dos pesos, a veces hasta pagamos para que se nos permita tener un ídolo, un dios, un ser que nos de identidad, pertenencia, protección y el tan mal interpretado pero anhelado amor verdadero.

Regalamos sueños a cambio de una caricia, ofertamos placer a cambio de una falsa seguridad, damos a manos llenas lo que somos a cambio de frases hechas y de lugares comunes. 

¿Acaso quien de nosotras no ha escuchado decir?:

"eres la mujer más hermosa que he conocido", "nunca nadie me había hecho sentir así", "nunca pensé que podría sentir esto por alguien", "por ti he hecho cosas que jamás imagine que sería capaz de hacer por alguien”, “lo único que quiero es hacerte feliz" "no permitiré que nada malo te pase"

y que me dicen de esas frases que la sacan del estadio: 

"quiero compartir el resto de mi vida contigo", "quiero que te cases conmigo" "quiero tener un hijo contigo" ,"eres la mujer de mi vida".

Por escuchar estas palabras, cuantas de nosotras hemos estado dispuestas a botar todo a la borda y quedarnos como vacas enajenadas, dispuestas a ser ordeñadas hasta quedar vacías. Muchas de nuestras madres así lo hicieron, cosa que algunas de nosotras aun no perdonamos del todo.

Estas frases estratégicamente elaboradas durante años de adiestramiento; se utilizan de forma similar a cuando se corrige un cachorro para exigir una conducta “adecuada” a cambio de una galleta. Como saben y si no lo saben se los cuento, llega un momento en que incluso ya no es necesario darle el premio, solo un gesto y la instrucción es realizado sin reparo. Muchas de nosotras amamos las galletas, somos esas cachorras y amamos tener un amo que nos las suministre o por lo menos que aparente proveernos de tan anhelado premio. 

No digo que todos los hombres sean una bestia devoradora y maquiavelica, ya que todos actuamos en torno a la necesidad de suplir nuestras expectativas. Sin embargo, es nuestra actitud de cachorras sin hogar la que nos lleva a vivir estas situaciones. En algunos casos una y otra vez con diferentes amos y en otras una y otra vez pero con el mismo amo. Pero a la larga todos son el mismo hombre con diferentes rostros.

Es entonces cuando, nos amamos a través del otro, nos aceptamos a través del otro, nos liberamos a través del otro y ¿cuando no hay otro? desesperadas corremos en pos de un nuevo amo que nos de la galleta, para escuchar las freses y hacer los trucos y aquí vamos otra vez. En ocasiones es tal nuestro desatino que  hasta llevamos nosotras las galletas, esto con el fin de asegurar el hecho de no ser rechazadas por falta de recursos, porque para precavidas nosotras.

Yo personalmente debo reconocerlo, he tenido mi provisión de galletas que muy ingenuamente he repartido sin reparos. Sin embargo al parecer he sido una mala cachorra, ¿tal vez no he aprendido a hacer los trucos de la manera correcta?, ¿no me adapto y cumplo con las expectativas de mis futuros amos? ¿Tengo cara de cachorro asustado y a punto de atacar? No lo se realmente, la verdad es que por alguna de esas razones o por ninguna, mas de una vez me ha puesto de patitas a la calle, mas de las que creí que podía soportar. Pero ya no me avergüenza reconocerlo y contarlo, finalmente fue mi responsabilidad.

Hoy día afortunadamente, a fuerza de escases, que no de voluntad, he podido estar sola; porque la vida es sabia y te obliga a estar solo cuando es necesario, lo importante es que uno acepte el reto. Reconozco que aun me encantan las galletas, pero he entendido que me puedo dar mis propios premios y que los trucos los debo realizar para hacerme feliz y en ese orden de ideas alegrar mi entorno. 

la vida me ha llevado a hacer un viaje distinto, a entregarle mi voluntad a mi poder superior e ir por el camino del auto-descubrimiento, aprendiendo de los ires y venires, de los retos y las victorias, de alegrías y  derrotas, de las galletas y los trucos, de ser niña y mujer. Aprender del otro, pero también y por sobre todo de mi. Recibiendo con amor mis propios premios, esos premios valiosos que vienen del ser que más amor me merece en el mundo después de Dios y ese ser soy yo. 

Por eso mujer, si hoy estas sola y te duele, aprovecha esta tiempo para conocerte. Si estas acompañada y no te sientes plena, aprovecha esta oportunidad para reconocer tus falencia a través de ese ser que está haciendo el viaje contigo y si estas como yo a la expectativa de un nuevo viaje, no tengas miedo ya conoces muchas cosas que antes no sabias. Tu adoración es por una galleta, que mas da, lo importante es saber a quién le das el poder de suministrarte tan suculento premio y en ese sentido te sugiero que encomiendes esa tarea a tu poder superior (Dios, vida, madre tierra, Cristo) y tu verdadero amor que es esa mujer que ves todos los días al espejo cuando sale el sol.